Una vez pasado el embalse de San José continuamos muy cerca del río Duero. Nos encontramos próximos a la Reserva Natural de las Riberas de Castronuño-Vega del Duero. Te recomendamos llevar prismáticos y realizar una visita a esta reserva natural, por su importancia para la nidificación y como zona de invernada de muchas y variadas aves acuáticas.

En el camino por la Ribera del Duero, te acompañará el bosque de ribera, formado principalmente por chopo negro, sauce, álamo blanco, fresno y majuelo.

En Villafranca del Duero podrás disfrutar de forma única de dos denominaciones de origen, Toro y Rueda. A partir de esta localidad abandonarás la Ruta del Vino Rueda para adentrarte en la Ruta del Vino Toro bajo la atenta mirada del Duero. Guarda fuerzas para la subida final hasta Toro, ya que tiene fuerte pendiente. Las vistas del impresionante paisaje de la Vega del Río Duero que podrás contemplar desde el mirador del “Paseo del Espolón”, os recompensarán sobradamente.

Toro ofrece una buena visita turística y un buen nivel de servicios. Es una ciudad de gran pasado histórico, elevada para defender el vado sobre el río, atravesado por un gran puente de origen romano.

El edificio más insigne es su Colegiata, de los siglos XI y XIII, uno de los monumentos más emblemáticos y conocidos del románico mundial, con bella cúpula nervada sobre el crucero y portada gótica a los pies, cuajada de esculturas policromadas.

La visita a esta localidad tendrás que combinarla con la degustación del vino denominación de origen Toro, en alguna de sus emblemáticas bodegas, y con las tapas y las buenas carnes de la zona, el queso denominación de origen y los dulces de las monjas, no en vano se encuentra en una ruta certificada como Ruta del Vino.